La Guerra de los Cien Años: Un Conflicto Prolongado entre Francia e Inglaterra

La Guerra de los Cien Años fue un conflicto prolongado entre los reinos de Francia e Inglaterra que se extendió desde 1337 hasta 1453. Este largo enfrentamiento, marcado por episodios intermitentes de tregua y paz, surgió de múltiples factores que incluían disputas por la sucesión al trono de Francia y tensiones territoriales.

Contexto Histórico de la Guerra de los Cien Años

El conflicto entre Francia e Inglaterra se originó a raíz de una compleja red de relaciones políticas y dinásticas. Desde el siglo XII, los monarcas ingleses mantenían feudos en territorio francés, lo que generaba tensiones entre ambas coronas.

Grandes batallas y operaciones en Francia durante la Guerra de los Cien Años, entre 1415 y 1453.

La Disputa por el Trono de Francia

La principal causa del conflicto fue la disputa por la sucesión al trono francés. Tras la muerte de Carlos IV de Francia sin herederos varones en 1328, se desencadenó una lucha entre Felipe VI, primo del difunto rey, y el rey inglés Eduardo III, quien también reclamaba derechos sobre la corona francesa por su relación familiar con los Capetos.

Desarrollo de la Guerra

La guerra se dividió en varias fases, con periodos de intensos combates seguidos de treguas y negociaciones.

La Primera Fase (1337-1360)

En la primera fase del conflicto, Eduardo III llevó a cabo varias campañas militares en territorio francés, logrando importantes victorias como la Batalla de Crécy en 1346 y el asedio de Calais, que cayó en manos inglesas en 1347. La peste negra, que asoló Europa en 1348, ralentizó el conflicto durante un tiempo.

La Batalla de Crécy

La Batalla de Crécy fue una de las primeras grandes victorias inglesas. La superioridad de los arqueros ingleses, equipados con el arco largo, resultó decisiva para derrotar a las fuerzas francesas, que contaban con un ejército más numeroso.

La Batalla de Crécy en 1346: La victoria inglesa gracias a los arqueros con arco largo.

La Segunda Fase (1360-1415)

Durante este periodo, tras la firma del Tratado de Brétigny en 1360, se alcanzó una tregua que duró más de una década. Sin embargo, el conflicto resurgió a finales del siglo XIV con la llegada al trono francés de Carlos V, quien recuperó territorios ocupados por los ingleses.

La Muerte de Eduardo el Príncipe Negro

El conflicto se vio afectado por la muerte de Eduardo de Woodstock, conocido como el Príncipe Negro, quien fue uno de los principales líderes militares ingleses. Su muerte debilitó temporalmente el ímpetu inglés en la guerra.

La Tercera Fase: El Resurgimiento de los Ingleses y Juana de Arco (1415-1453)

La guerra tomó un nuevo giro con la victoria inglesa en la Batalla de Agincourt en 1415, en la que Enrique V logró una victoria aplastante sobre los franceses. Sin embargo, la aparición de Juana de Arco cambió el curso del conflicto.

Batalla de Azincourt, 1415. El rey Enrique V de Inglaterra en la batalla de Azincourt, Francia, el 25 de octubre de 1415.

Juana de Arco y el Sitio de Orleans

En 1429, Juana de Arco, una campesina que afirmaba haber recibido visiones divinas, lideró al ejército francés en el Sitio de Orleans, logrando una victoria crucial. Su liderazgo inspiró un resurgimiento del fervor nacionalista francés y contribuyó a la coronación de Carlos VII como rey de Francia en Reims.

La Captura y Ejecución de Juana de Arco

A pesar de sus logros, Juana fue capturada por los borgoñones, aliados de los ingleses, y entregada a sus enemigos. En 1431, fue juzgada por herejía y ejecutada en la hoguera. Su martirio tuvo un impacto significativo en la moral francesa.

Juana de Arco liderando a las tropas francesas en el Sitio de Orleans en 1429.

Consecuencias de la Guerra de los Cien Años

Las consecuencias de la Guerra de los Cien Años fueron profundas y afectaron tanto a Francia como a Inglaterra, así como al panorama político de Europa.

El Fin del Feudalismo

Uno de los efectos más notables fue el debilitamiento del sistema feudal. El conflicto contribuyó al fortalecimiento de las monarquías en detrimento de los señores feudales, especialmente en Francia, donde Carlos VII consolidó su poder.

Desgaste Económico y Social

El largo conflicto también tuvo un alto costo económico para ambos reinos. Francia sufrió una devastación considerable en sus tierras y poblaciones, mientras que Inglaterra experimentó un aumento en los impuestos y tensiones sociales internas.

La Pérdida de Territorios Ingleses en Francia

Al final de la guerra, los ingleses habían perdido la mayoría de sus posesiones en Francia, salvo la ciudad de Calais, que mantendrían hasta 1558. Esta derrota marcó el fin de las ambiciones inglesas en suelo francés.

La Importancia Histórica de la Guerra

La Guerra de los Cien Años no solo fue un conflicto bélico de larga duración, sino que también influyó en el desarrollo de las identidades nacionales tanto en Francia como en Inglaterra. El papel de figuras como Juana de Arco y el auge de las monarquías modernas moldearon el futuro de Europa.

El Tratado de Brétigny en 1360: Un acuerdo temporal entre Inglaterra y Francia.
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